jueves, 6 de diciembre de 2012

La escuela en el contexto de la Educación Bolivariana


La educación bolivariana concibe a la escuela como centro del quehacer comunitario; en esta perspectiva, las instituciones educativas deben promover actividades que orienten el protagonismo y la participación de los sujetos, bajo los principios de corresponsabilidad, en la que intervienen todos los actores del hecho educativo. Esta particularidad de considerar a la escuela como espacio de práctica constante que fortalece la comunicación y la colaboración, está en consonancia con lo propuesto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el Proyecto Educativo Nacional y, de manera especial, se vislumbra en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, con lo cual se aspira transformar la debilidad individual en fuerza colectiva, teniendo en cuenta que el establecimiento de la organización no implicará menoscabo de la independencia, autonomía, libertad y poder originario del individuo sino que prevalezcan los elementos en común, que permitan construir una comunidad.

En este sentido, los elementos políticos, económicos, sociales y, particularmente educativos,  deben estar íntimamente conectados para garantizar la formación de las nuevas generaciones.  Esta interrelación es tan determinante en la sociedad, puesto que garantiza la transformación política-ideológica que el Estado, como ente rector, debe dirigir,  conformándose como un sistema. Un sistema que debe ser flexible,  permeable y abierto; debido a que el saber popular es fundamental para adecuar los espacios, contextualizar los conocimientos y garantizar la resolución de problemas, en un marco de equilibrio territorial, donde la comunidad desarrolle la capacidad propia de innovar, trabajar, organizar, crear y recrear culturas. Todo ello,  en defensa de la seguridad social y en pro  de que el ser humano se vincule con la  familia, la sociedad y el Estado, para avanzar en respuestas que dejen saldos organizativos y bien direccionados.

En consecuencia, la escuela debe propiciar actividades que vayan en función de conocer las múltiples expresiones culturales, procesos de trabajo, de producción y tradiciones existentes en la comunidad. Pues, en ella deben establecerse escenarios que permitan la organización y el desarrollo de asociaciones, grupos de trabajo comunal, organizaciones de base, consejos estudiantiles, entre otros, como práctica para impulsar el desarrollo de acciones comunitarias y solidarias. Es así como la escuela, bajo un enfoque de sistemas, viene a considerarse como una herramienta que fomente el análisis de los elementos que la conforman, debido a que permitirá estudios de lo complejo a lo simple, del todo a las partes y viceversa. Es decir, en ella se conformarán equipos que faciliten  intercambio de ideas, que puedan aportar soluciones tanto escolares como comunales. De igual forma, en ella se podrá fomentar el espíritu organizacional y el sentido de la corresponsabilidad de las personas acorde con sus realidades. Debido a que debe conocerse el entorno que rodea a las instituciones educativas; saber con qué se cuenta y dirigir la planificación de las actividades,  tomando en consideración las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas tanto de la escuela como de la comunidad. No obstante, este proceso no debe quedar hasta aquí, pues es preponderante que la escuela abra sus puertas; que todos y todas participen en  la planificación, en la ejecución, en la evaluación y, que del consenso, surjan las ideas, las propuestas y  los correctivos pertinentes para cada caso.