De manera reiterada, oímos en los
diferentes medios de comunicación y conversaciones cotidianas con distintas personas, un
infundado temor a utilizar el verbo “poner” y, en su lugar, apelan al verbo
"colocar", creando frases verdaderamente cómicas. Y sus defensores,
tal vez por ignorancia, utilizan argumentos traídos de los cabellos como
"las únicas que ponen son las gallinas".
Por considerarla de interés, transcribo
a continuación una columna publicada por Soledad Moliner que trata
apropiadamente el tema:
"La siguiente es una antología
elaborada con ayuda de mis alumnos y de algunos lectores, donde el verbo
colocar ha desplazado artera e incorrectamente al verbo poner. Casi todas
proceden de medios de comunicación:
"Me coloca al borde de la
quiebra"
"A la bebé la colocaron
Valentina"
"Eso me colocó a pensar"
"Ella se colocó brava"
"La debo colocar en práctica"
"Esta tarjeta es para que no le
coloquen problemas al entrar"
"Me colocó en ridículo"
"Voy a colocar la queja"
"Esas cosas me colocan
nervioso"
"No pude asistir, porque mi mamá se
colocó enferma"
La
lista podría hacerse interminable ("me coloqué rojo", "colocamos
mucha atención", entre otras), porque los hispanohablantes ingenuos han
creído que es mucho más elegante el empleo de "colocar" que el de
"poner". Parte del encanto de una lengua son sus matices. Colocar es
un matiz de poner, así como guisar es una precisión de cocinar. Por eso no son
sinónimos, y a menudo es una barbaridad sustituir "poner" por
"colocar".
En su acepción más amplia, según don Rufino
J Cuervo, colocar es "poner en el lugar debido". La Real Academia
dice algo semejante. Así, pues, colocar no es simplemente poner, sino poner
donde corresponde. De manera que nadie se coloca colorado, ni enfermo. En
cambio, aquella lamparita hay que colocarla en la mesa roja, porque en la verde
se ve mal. Otras dos acepciones específicas de colocar: 1) Invertir dinero,
acciones o valores ("Coloqué plata al tres por ciento"). 2) Acomodar
a una persona en un empleo ("Mi hermano se colocó en el Senado").
Como norma general, evite el uso de
"colocar" y juéguesela con "poner": “hay menos
posibilidades de meter las patas y ponerse colorado”. Además, conviene hacerlo ya mismo, antes de
que el virus contamine a toda la familia: "Hay que poscolocar la
cita", "No es bueno antecolocar los intereses personales a los de la
patria". Y aquí pongo término a esta columna y coloco el punto
final."