martes, 17 de noviembre de 2020

El lenguaje: comunicación y cosmovisión personal

 

El ser humano es un ser social por naturaleza. Desde que nace necesita interrelacionarse, vivir en sociedad, coexistir con la familia, como primer escenario social que brinda los cuidados en nuestros primeros años de vida, además de un hogar y abrigo, entre otras cosas básicas. Es también donde se inicia la formación, lo que requiere del uso de la comunicación primaria, que posteriormente, producto de un proceso evolutivo, dará origen a las primeras palabras.

La utilización de las palabras, entonces, nos ayuda a poder comunicarnos de la mejor manera posible con otros individuos así como también recibir mensajes dirigidos a una cantidad inespecífica de receptores; por ejemplo: los medios gráficos; al leer una revista, un periódico o un libro o cuando nos comunicamos a través de gestos. En este sentido, el lenguaje humano es mucho más complejo y amplio. Sobre estas particularidades del lenguaje, Leech (1985) sostiene que:

Lenguaje es mucho más que un instrumento de comunicación: “es el medio por el que interpretamos nuestro entorno, por el que clasificamos o «conceptualizamos» nuestras experiencias y por el que podemos estructurar la realidad con el fin de utilizar lo que ya hemos observado para el aprendizaje y el conocimiento presente y futuro” (p. 46).

 

Al respecto, hay que considerar que la lengua no sólo pone de manifiesto la forma de vida de los que la hablan, sino que expresa también otros niveles de la vida de los hablantes, más profundos, y que se relacionan con lo que denominamos cosmovisiones, o formas  de entender, comprender y explicar el mundo en el que vivimos; y esto es peculiar de cada sociedad, de cada cultura.

La palabra, en tanto patrimonio de todos, no pertenece a nadie, aunque según el ensayista francés Montaigne “Es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha”. Las palabras que pronunciamos o escribimos nos delatan, es decir; a través de las palabras que pronunciamos mostramos una mayor carga informativa que simplemente el mensaje literal que emitimos. El filósofo Séneca decía: “Háblame para que yo te conozca”; una frase célebre que encierra la idea de considerar al lenguaje un medio de comunicación que entreteje una variada y amplia gama de información del hablante.

Siendo así, la lengua no solo contribuye con la emisión de mensajes entre personas, sino que expresa a su vez esa forma de vida, tanto en los términos de quien la usa, como en expresiones o formas de estructurar determinadas experiencias. A través del lenguaje construimos nuestros modelos mentales de cómo funciona el mundo, de cómo lo entendemos, de cómo lo interpretamos y de cómo respondemos ante las cosas. Las palabras mandan información al cerebro, esta información provoca en nosotros emociones y pensamientos que traducimos a la manera de comportarnos con nosotros mismos y con los demás. La influencia de las palabras en nuestra vida diaria es enorme debido a su fuerza y poder: una palabra al ser expresada actúa como una pequeña semilla que genera vida, convirtiéndose en energía pura que atraerá una acción o suceso.

Esto equivaldría a decir que nosotros podemos atraer el futuro de cosas buenas o malas que pueden sucedernos a través de nuestras palabras y pensamientos. Nuestros pensamientos y nuestras palabras determinan nuestra actitud y acciones, y por lo tanto, nuestras experiencias.  Del mismo modo, al hablar podemos construir o destruir, propiciar o anular los sueños de alguna persona (muchas veces sin querer o sin darnos cuenta). Es por ello, que debemos pensar antes de hablar, porque nuestras palabras deben siempre edificar, estimular, apoyar, dar consuelo y esperanza, o expresar concordia.  

En reciprocidad con estas ideas,  la Fundación española César Egido Serrano (FeCES), ante el edificio de la ONU en Nueva York, proclamó en un manifiesto, a aceptar el 23 de noviembre como Día Internacional de la Palabra como Vínculo de la Humanidad, coincidiendo con la fecha en la que se inauguró el Museo de la Palabra (Toledo-España), apoyada por numerosos países e Instituciones. A esta idea se pueden adherir asociaciones, instituciones y personas en particular que consideren la palabra como herramienta fundamental para erradicar la violencia y como vínculo de la humanidad. Este manifiesto invita a convertir la palabra en un medio de comunicación sin estridencias ni agravios. Es una interesante iniciativa que redunda en favor de la ciudadanía, para unir voluntades y contribuir a que se respeten los derechos fundamentales de las personas.

Es importante tomar en cuenta estas propuestas, las cuales son evidencias de que el lenguaje contiene implícito algo más completo, no es sólo signos lingüísticos; es un modo de entender, explicar y conocer lo que nos rodea; es decir, es una forma de entender lo que hay a nuestro alrededor, sean cuestiones trascendentales o la cotidianidad que nos envuelve, y que a su vez nos diferencia y también a veces nos separa de los que hablan otras lenguas. Por tanto, cuando se aprende o se enseña una lengua no sólo se transmiten signos con los que se identifican las cosas, sino formas de pensar, valores y creencias.

Es por estas razones que debemos hablar expresando y promoviendo situaciones positivas, porque las palabras tienen un poder muy significativo de influencia y unidas con nuestros pensamientos, son los que crean nuestras circunstancias, y ellas son las que definen nuestra vida;  además, como docentes, proyectamos esas energías a nuestros estudiantes ¿Alguna vez les ha pasado estar en medio de una conversación con un amigo(a), familiar, compañero(a) de trabajo y una palabra mal expresada origina una discusión?  Esto nos lleva a pensar en el poder que tienen las palabras, cuando estas pueden construir o destruir. Si decimos las palabras adecuadas en el momento oportuno, podemos levantar el ánimo si estamos decaídos, solucionar  un conflicto, mostrar apoyo a los demás, etc. En definitiva, sembremos con palabras lo que con fuerza deseamos proyectar y cosechar, esa es la clave del éxito comunicativo.

 

Referencias

Fundación César Egido Serrano (FeCES). (s/f). La palabra como vínculo de humanidad. [Documento en Línea]. Disponible en: https://www.fundacioncesaregidoserrano.com/es/newsletters/listid-2/mailid-85-museo-de-la-palabra

 

Leech, G. (1985). Semántica. Madrid: Alianza Universidad.