martes, 6 de octubre de 2020

Disoñar una nueva Venezuela. Por: Antonio Pérez Esclarín

Hoy más que nunca, y precisamente porque a  millones de venezolanos se nos niega la posibilidad de una vida digna;  la  esperanza y el compromiso son cada vez más  necesarios y urgentes.
 
El Derecho a soñar no aparece en la Declaración de los Derechos Humanos, pero sin este derecho y sin el agua que da de beber a los otros, todos los demás derechos se morirían de sed. Soñemos que es posible una Venezuela reconciliada y próspera, sin represión y sin  miseria, con un Gobierno democrático elegido mediante elecciones justas y transparentes,  que cumpla y haga cumplir la Constitución y las leyes;  y convirtamos  el  sueño en compromiso, en  proyecto de vida, al que dediquemos nuestros esfuerzos  y luchas. Por ello,  “disoñemos”  una nueva Venezuela, es decir, soñémosla y diseñémosla al mismo tiempo, en una única acción. El sueño, sin proyecto, sin acción comprometida, es pura ilusión. Pero el proyecto sin sueño, sin pasión,  sin capacidad de emocionar,  no moviliza.  En palabras de Paulo Freire, “Si realmente logramos creer en lo imposible, si logramos multiplicar personas  que crean en lo imposible, lo imposible de ayer y de hoy será la realidad de mañana, la realidad de los sueños realizados”.

Aceptar el sueño de una nueva Venezuela y adherirse a él, es  participar en el proceso de su  creación. Perder la capacidad de soñar y de sorprenderse es perder el derecho a actuar como ciudadanos, como autores y actores de los cambios necesarios en el ámbito político, económico, social y cultural. Por eso, los ciudadanos  genuinos  defendemos con tesón y con pasión el valor de la esperanza, que se arraiga en la fe en el hombre y en la mujer como sujetos de la historia y no renunciamos a soñar y a trabajar por  un país en el que, como  decía Paulo Freire, “la paz se asiente sobre la justicia, un país en  el que nadie  domine  a nadie, nadie robe a nadie, nadie discrimine a nadie, sin ser castigado legalmente. Un país profundamente democrático que garantice los derechos de todos y celebre la diversidad como riqueza.  Un país en el que el poder y la política  se asienten sobre la ética, pues su tarea es  garantizar las libertades, los derechos y los deberes, la justicia y la equidad”.
 
Por ello, frente al “Pienso, luego existo” de Descartes y  el “Conquisto, luego soy” de Hernán Cortés, que expresan la dinámica de la modernidad; o  el “Compro, luego existo”,   “Consumo, luego soy”, fundamentos de la postmodernidad,  levantamos  un valiente “Sueño y me comprometo, luego soy” de la esperanza activa. Ser humano significa tener esperanza, que es el nervio de la felicidad.
 
La esperanza, como  expresaba Ernst Bloch impide la angustia y el desaliento, pone alas a la voluntad. Sin esperanza, languidece el entusiasmo, se apagan las ganas de vivir y  luchar. Pero necesitamos educar la esperanza para superar  la ingenuidad y evitar que resbale en la desesperanza y la desesperación. Esperanza que implica la creatividad para inventar  nuevas propuestas y caminos, para superar el acomodo y la mediocridad, para no esperar que otros nos resuelvan los  problemas.   Esperanza tenaz, que no se rinde, y cultiva  el esfuerzo, la osadía, la innovación. Esperanza que se alimenta de los pequeños logros alcanzados, pero que implica seguir trabajando  con coraje y con paciencia,  compartiendo los sufrimientos y luchas  del pueblo.  Anatole France decía que “Nunca se da tanto como cuando se da esperanza”, y no hay peor ladrón que el que roba los sueños.

pesclarin@gmail.com
@pesclarin
www.antonioperezesclarin.com 

sábado, 3 de octubre de 2020

“La mejor edad de la vida es estar vivo”

 

Como un homenaje póstumo dedicado a Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido como Quino, (17-07-1932 / 30-09-2020), escribo estas líneas para resaltar una de sus creaciones más difundidas a nivel global, como es el personaje de historietas más famoso de Argentina, caracterizado por una niña inquieta, inteligente, irónica, inconformista, sensible y preguntona, llamada Mafalda. Estas historietas fueron publicadas entre los años 1964 y 1973,  alcanzando un gran renombre y vigencia, debido a que Quino, con su peculiar sentido del humor,  imprimió en Mafalda la crítica social perspicaz, inteligente y siempre actualizada, que cuestiona todo y a todos.  

Mafalda es una niña inocente, con su familia: Joaquín, Raquel y Guille, y sus amigos Susanita, Manolito, Felipe, Miguelito y Libertad, que Quino magistralmente utiliza para reflexionar acerca de la política, la economía y la sociedad en general, siempre con un toque de humor. A la pequeña Mafalda le gustan los Beatles, el Pájaro Loco, ama a la democracia, a los derechos de los niños, a la lectura, a la paz y a los panqueques. Pero, odia a James Bond, a las armas, a la guerra y no le gusta la sopa. Además, sueña con “arreglar” el mundo. Mafalda fue llevada a más de 30 países y se convirtió en la cara de diversas campañas publicitarias, postales y estampillas. Ha sido homenajeada en decenas de exposiciones en Argentina y en el extranjero. Su vigencia es un gran reconocimiento a la calidad del trabajo de Quino y al carisma de los personajes que creó, con quienes simbolizó al mundo, su filosofía y su cultura.

Quino también le dio vida a centenares de personajes anónimos en sus más de 60 años de trayectoria.  Siempre manteniendo una dosis de humor ácido, satirizó los absurdos del mundo moderno,  la  burocracia y  las instituciones  inútiles, la política y las relaciones de poder,  la  hipocresía  de  la  gente,  las desigualdades  sociales, la degradación ambiental, el sexo y la vida conyugal, entre muchos otros temas. Entre los principales libros de humor de Joaquín Lavado, se encuentran: Bien, gracias, ¿y usted? (1976),  Déjenme inventar (1983),  Quinoterapia (1985),  Gente en su sitio (1986),  Sí, cariño (1987),  Potentes, prepotentes e impotentes (1989),  Humano se nace (1991),  ¡Yo no fui! (1994),  ¡Qué mala es la gente! (1996),  ¡Cuánta bondad! (1999)  y  ¡Qué presente impresentable! (2005).

Frases emblemáticas y preguntas reflexivas,  nos hicieron retumbar los sentidos a muchos de los que leímos a Mafalda y todavía nos gusta leerla, una muestra de ellas son las siguientes:

1.      La vida es linda, lo malo es que muchos confunden linda con fácil.

2.      No es que no haya bondad, lo que pasa es que está de incógnito.

3.      El problema es que hay más gente interesada que gente interesante.

4.      ¡Paren el mundo, que me quiero bajar!

5.      Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría.

6.      Tenemos hombres de principios, lástima que nunca los dejen pasar del principio.

7.      ¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?

8.      El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta.

9.      Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre.

10.  Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante

Así como éstas, otra gran cantidad de interrogantes que llevan a la reflexión y nos permiten cuestionar nuestra cotidianidad, que muchas veces creemos encausada en la realidad, pero una realidad que, en ocasiones, nos aleja de lo verdaderamente real.

En esta ocasión, Quino, “como padre de la creación”,  no quiso arruinar el cumpleaños 56 de la primera publicación de Mafalda, y se ausenta de este mundo solamente de forma física, porque  su pensamiento, su humor y la manera de llamar la atención acerca de los misterios de la humanidad, están presentes en el día a día de las personas y de las relaciones sociales.

Para finalizar este sencillo homenaje, retomo a Mafalda con esta interrogante “¿Que importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que al fin de cuentas la mejor edad de la vida es estar vivo”.  Esta reflexión nos impulsa a pensar que no existe una edad que sea mejor que otra. La vida nos ofrece la oportunidad de saborear los dulzores del amor, del amanecer, del anochecer, de reír, de pasear, de conocer, de soñar, de vivir…  Estar vivo, en plenitud, en equilibrio con nosotros mismos, es lo mejor de la vida… Y eso debe formar parte de nuestra personalidad; esa es la actitud… Además, debemos apreciar que Quino no falleció, que todavía está en esa  sobresaliente edad que significa estar vivo en el recuerdo de todos sus lectores, admiradores, amigos y familiares. Mafalda podría pensar que se bajó de este planeta y está en búsqueda de un planeta más humano, con respuestas lógicas a sus incertidumbres, donde lo importante sea vivir.

Mafalda…

 

Primera edición:   29 de septiembre de 1964, en la revista Leoplán

Última edición:    25 de junio de 1973, en el semanario Siete Días Ilustrados

 

“No ando despeinada sino que mis cabellos tienen
 libertad de expresión”.