viernes, 12 de abril de 2019

Al poeta de la llanura


Todos  los calaboceños  estamos de fiesta por celebrar los 150 años del natalicio del poeta de la metáfora del paisaje llanero, médico de ideología ambientalista y patriótico: Dr. Francisco Lazo Martí. Este insigne hombre llanero, nació el 14 de marzo de 1869, en Calabozo, nuestra ciudad, centro de la llanura guariqueña y del territorio venezolano. Sus padres fueron Francisco Lazo y Margarita Martí. En esta misma población estudió primaria, bachillerato y cursó sus estudios de medicina en el Colegio de Primera Categoría y en Caracas recibió su título de Médico, a los 21 años de edad, el 21 de agosto de 1890.
En Lazo Martí, tal como lo expresó Tinoco (2001), se conjugan elementos que facilitan las convicciones del sentido de la realidad: la religión, el arte y la filosofía. La religión como certeza recibida, dada por Dios gratuitamente o a cambio de comportamientos que condicionan el libre albedrío. Lazo Martí recibió y adoptó creencias que maduraron con el tiempo y en cada cuerpo abierto con sus manos diestras de bisturí, encontraba a Dios, en el hombre-paciente. El arte que se refiere a una cosmovisión del hombre desde la cual interpreta la totalidad de la vida. Bajo esta concepción, Lazo Martí interpretó nuestro llano, sus faenas y costumbres. Y la filosofía, porque fue un filósofo que constantemente probaba su verdad, reforzaba sus ideales a partir de experiencias, evidencias y certezas. Él poseía la filosofía natural y piadosa de los que han sufrido en la vida.
Francisco Lazo Martí, enamorado de la llanura y sus encantos, ejerció su profesión, con gran misticismo, entre los pueblos de los llanos centrales, San Fernando de Apure, Puerto Nutrias, Zaraza, El Sombrero y su ciudad natal, Calabozo. Se entrega con fanática devoción, al cuidado y tratamiento de poblaciones agredidas por las endemias y epidemias de paludismo, tuberculosis, disenterías, parasitosis y hasta cólera, como le correspondió en Zaraza. Con la misma abnegación que la inmensa mayoría de médicos venezolanos han dedicado a la atención de los más humildes, llegando a apartados rincones de la geografía nacional; así;  Lazo Martí entregó sus mejores años de actividad profesional al servicio de sus coterráneos. Lamentablemente su vida fue muy breve, apenas 40 años; no obstante, pródiga en honestidad, sabiduría y altruismo. Un verdadero ejemplo para las nuevas generaciones. Su recuerdo se mantiene en nuestra mente y corazones  como llama encendida que ilumina la amplia llanura o como esplendido cocuyo que irrumpe la oscuridad y presta su luz para alumbrar el camino.
Su carácter filantrópico y amor patrio, lo atrae hacia el terreno de la política. Por lo que, en 1892 es redactor, en San Fernando de Apure, del periódico El Legalista, en cuyas columnas hace campaña contra el continuismo del Presidente Raimundo Andueza Palacio, a quien derroca el General Joaquín Crespo, cabeza de la llamada Revolución Legalista. El triunfo de los legalistas no representó para Lazo Martí oportunidad para escalar posiciones o solicitar recompensas. Prefiere internarse en dos pueblos barineses, Puerto Nutrias y Soledad, en los que permanece cuatro años (1893-1897), en ejercicio de su profesión.
En 1897 regresa a Calabozo y se casa con Francisca Rodríguez, su novia de la infancia. Pero, en 1900, Panchita presenta síntomas de tuberculosis. Lazo la lleva a un hato llamado "El Tapiz", vecino de Calabozo. En esta ciudad el poeta dicta clases de literatura en el Colegio de Primera Categoría, y es, además, Sub-Director del plantel. Concluidas las labores docentes va a reunirse con su esposa. Juntos emprenden pequeñas caminatas a favor de la brisa vespertina y contemplan el atardecer. La enfermedad de su esposa no cede y  Panchita fallece en el año 1903.
Por la misma época en que empeora la salud de su esposa, Lazo se ve comprometido en una nueva empresa subversiva, la Revolución Libertadora que encabeza el Gral. Manuel Antonio Matos contra el General Cipriano Castro. A través de expresiones simbólicas, Lazo Martí introducirá en la Silva Criolla su repudio al régimen que entonces se iniciaba. Previamente había escrito otro órgano periodístico: “El voto directo” en solidaridad con Ignacio Andrade y en colaboración con Pablo Landaeta. Fracasado el intento de Matos, Lazo Martí se oculta por algún tiempo en Calabozo. Cuando Castro desarrolla su política de pacificación y reconciliación nacional, Lazo Martí abandona el activismo opositor y ratifica sus ideas de paz, de combate a las enfermedades y al analfabetismo, proclamando su principio de que la cultura y la educación del pueblo son los únicos caminos para el mejoramiento de su condición social.
A fines de 1904 vuelve a Puerto Nutrias, donde lleva una vida discreta . En 1905, el amor toca nuevamente sus puertas y se casa con Veturia Velazco. Por estos tiempos ha venido cumpliéndose en Lazo Martí un interesante proceso anímico. Sus sentimientos religiosos y sus conocimientos científicos se disputan la explicación de los misterios de la vida y de la muerte. Por sus escritos, se sabe que el poeta padecía de insomnio. Por eso la noche aparece en todos sus poemas como algo cruel, siniestro, pavoroso:
Noche de insomnio cruel, /   al fin terminas!   /  Del mar ignoto en el azul remanso  /  asoman ya las velas purpurinas.  /   Empiezan para mí las del descanso  /  horas deseadas con afán y pena./ El torpe corazón dócil y manso  /    acaricia impotente su cadena.
Era, pues, hacia el amanecer, cuando el poeta lograba el sueño. Ante su desvelo, la incógnita de una naturaleza que muere y resucita eternamente. La vida que renace está efectivamente en el retoño, en el corazón que palpita, en el ave que canta. Pero, ¿quién la da y quién la quita, y por qué y para qué? No hay respuestas claras. Vivir es ignorar y es angustiarse ante el misterio. Por eso para él, es preferible la inocencia del niño que todo lo desconoce:
No sabe el corazón por qué palpita,   /  ni el ave por qué canta, ni la estrella /  por qué alumbra la bóveda infinita.  /  Oculta fuente luminosa y bella, /  la vida, sin dolor ni pena alguna, /  palpita o canta, o como sol destella.  /  Vivir es ignorar! Si de la cuna  /  suspiras por la angélica fragancia:  /  si vuelves a ser niño, de fortuna  /  pide que nunca muera tu ignorancia! 
Estamos ante un poeta a quien mortifican serios interrogantes; un poeta que dice de sí mismo que está "luchando en vano entre misterio y duda", mientras "el alma enferma y el corazón vacila". Un poeta que se ve envuelto por una doble oscuridad: las sombras nocturnas y sus incertidumbres. En tales condiciones anímicas, todo cuanto emite alguna luz constituye un sedante para el espíritu atormentado. Por ejemplo, el cocuyo que se convierte en el símbolo de una esperanza cuando el poeta desea que alguna luz como la suya, no importa cuán pequeña, alumbre el camino del alma hacia los reinos del más allá:
Tu fanal es virtud! El fanal tuyo /  te libra de mancharte en el pantano,  /  oh rondador, espléndido cocuyo!   /  Del tenebroso imperio soberano,  / 
a tu luz se incorpora para verte   /    la nube que dormita sobre el llano.  /  Vivir para alumbrar, esa es tu suerte!  /  Guiar por la tiniebla, es tu destino!  /   Acudir sigiloso a nuestra muerte /  y prestarnos tu luz para el camino!
Esta utilización de elementos de la naturaleza llanera para simbolizar su atormentada crisis interior, se encuentra en pasajes fundamentales de la Silva Criolla. Por tal motivo, este poema expresa inquietudes universales y eternas que van más allá del simple registro objetivo del paisaje. Esto fue demostrado ampliamente por la intuición y la sabiduría crítica de Edoardo Crema.
 Desde Puerto Nutrias, Lazo Martí fue llevado a Calabozo (1907), enfermo de hemiplejia. Dos años después, fue trasladado a Caracas en busca de alivio para su mal. De Caracas pasó a Maiquetía y se enfrentó al gran espectáculo del mar. Todavía tuvo ánimos para escribir este excelente serventesio:
Has llegado, mortal! Mira callado /  lo que llaman los hombres maravilla! /  Adora este coloso encadenado  /   que viene a suspirar sobre la orilla!
Lazo Martí, como el mar, había llegado también a la orilla, encadenados sus músculos por la parálisis. El 9 de agosto de 1909,  falleció a consecuencia de una apoplejía cerebral.
En lo que respecta a su obra literaria, no es muy extensa. Lazo la fue dejando en efímeros periódicos de provincia, o en originales manuscritos que confiaba al cuidado de amigos íntimos. Su entrañable amor por la patria y el apacible paisaje de los llanos, signaron su producción artística. La Silva Criolla es su poema de mayor extensión y el más cuidadosamente elaborado (1ª versión en 1901, contenía 290 versos / Versión más difundida de la Silva Criolla a un bardo amigo, conocida también como Manuscrito de Nutrias, 1907, contiene 368 versos). En esta composición poética, Lazo conjuga algunos rasgos de su vida sentimental, de sus dudas espirituales y de las ideas políticas. Están, igualmente, plasmadas las evidencias de su conocimiento del paisaje y de las costumbres llaneras; así como las vivencias y el recuerdo de la primera esposa. Y sirviéndose de imágenes de la tierra, aparecen algunas de sus inquietudes espirituales relacionadas con el misterio de la vida y de la muerte.
La Silva criolla fue dedicada por Lazo Martí “a un bardo amigo”. A este poeta que se fue para la ciudad, Lazo lo exhorta para que regrese a los llanos, mostrándole de forma magistralmente hermosa, las razones de su pedido: la nostalgia  que sufre  quien se ausenta de su tierra natal, el peligro de verse humillado ante los poderosos, la ciudad corruptora, el decoro personal vendido al mejor postor. En esta solicitud, el poeta muestra una concepción ética de la vida, la exaltación del campo, el repudio a la ciudad como espacio maligno y la contemplación del paisaje, el agro y la flora. Temas inspiradores que marcaron durante años la narrativa y la poesía venezolana, donde se contrasta la ciudad corrupta y la generosidad del campo. La Silva Criolla impulsó, sin duda, ese sentimiento convertido en movimiento literario, que contribuyó, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, a hacer del llano un espacio simbólico en Venezuela.
La Silva criolla constituye una obra del criollismo en poesía. Está formada por once cantos autónomos ordenados todos ellos de forma “armoniosa y unificada estructura formal y temática” como indican Oscar Sambrano Urdaneta y Domingo Miliani, discípulos de Crema. El poema tiene, como lo dicen los mismos críticos, cinco temas. Estos son: a) ideario político-social y ético, que llenan las estancias I y VII; b) el paisaje llanero; c) el hombre del llano y sus faenas; d) la melancolía; e) la duda metafísica, que vemos en las estrofas VIII,IX y X. La estancia octava es considerada por estos estudiosos como la mejor de toda la Silva criolla. En ella es evidente una cuidadosa elaboración estética.
En el poema, escrito en versos heptasílabos y endecasílabos, el poeta pide el retorno al lugar nativo. Y lo hace con hondo sentimiento por la tierra. Pide volver al terruño y dedicarse al trabajo, ya que para él: “Florecer es amar”. Pide retornar,  ”ven de nuevo a tus pampas”, es decir al llano, porque para él es necesario huir del mal que habita en la ciudad y retornar al bien que está en el campo, en la sabana y sus lejanías; donde conviven, en forma cadenciosa, la garza de rosado plumaje, la mariposa de vuelo impredecible, delicado pero firme, el mugido de la vaca madrinera, el bramar del toro padrote, la copla del llanero, arreador y jadeador, el vuelo del gavilán primito, del gavilán colorao, el nervioso comportamiento del cardenalito, el salto elegante y preciso del venado, el concierto de las chicharras, el oscuro rumor de las colmenas, el vuelo del turpial, del carpintero, de las garzas llaneras cenicientas o blancas y el encantador  canto de la paraulata…
Con ricas y variadas imágenes multisensoriales, Lazo Martí hizo cuanto un poeta podía hacer con aquella materia prima. Nació en las llanuras venezolanas y las recorrió a pie y a caballo en incontables ocasiones. En los meses de plena floración. Bajo los soles del verano que todo lo propician para el trágico incendio. En los tiempos lluviosos, cuando los ríos se desbordan y la muerte emana del agua. Las contempló a la luz del amanecer, al mediodía, en el ocaso, en la inmensa noche sabanera. Estuvo entre sus matorrales, entre sus arbustos, bajo sus árboles. Emplea un procedimiento estético en el que las imágenes dejan de ser representaciones del mundo objetivo, para connotar la visión que el poeta tiene de ese mundo, puesto que ya no intenta expresarlo tal como es, sino tal como lo ve y lo siente.
            La Silva criolla es un canto simbólico a la Naturaleza. Como lo ha señalado José Ramón Medina, el valor principal de la obra lazomartiana, su “mérito singular….es el de haber descubierto y dado vigencia a una forma de poesía, mejor a una corriente de poesía, que ponía de relieve, en primer plano, los valores autóctonos de una cierta realidad nacional: los de la naturaleza llanera. Es él…quien da nacimiento al nativismo, ese vigoroso tronco de nuestra lírica”. En su obra se encuentra un pensamiento que busca preservar, cuidar, proteger y exaltar a la naturaleza llanera.
Nos dejó, además de su Silva Criolla, poemas tan bellos como Crepusculares, primicia de su musa de adolescente. Sabanerito que era el recuerdo que el poeta dejaría a Calabozo, Patria la Mestiza, donde enuncia la sagrada herencia que nos legaron nuestros padres libertadores. Hojas de Hiedra, donde se refiere a la hiedra como símbolo  de la fidelidad y la dedica a su amigo, Carlos Segundo Madera,  El Coleador, El Cantador, El Sembrador, El Ordeñador, El Tumbador,  donde marca su destacado esplendor nativista. En Veguera,  Flor de Pascua, El Invierno, Melancolía, La Canción de las Olas y Consuelo, el poeta demuestra la pujanza y el alto ascenso en su valoración del paisaje y el amor  por lo autóctono.
            Francisco Lazo Martí fue hombre de espíritu sensible y abierto a los mensajes del  llano, de su tierra; un médico humanitario y, además, un caballero de noble y brillante lucha política. Un gran poeta, quien en sus andanzas en contacto directo e íntima sensación con su tierra y su pueblo, recoge y atesora todo el paisaje campestre, la influencia telúrica y el alma cósmica del llano, para dar a la patria un ejemplo de ilustre ciudadano, que convirtió lo local en un valor universal. Un poeta que define al llano como una ola que ha caído y al cielo como una ola que no cae, en medio de las cuales existe una naturaleza que eternamente nace, lucha por subsistir y muere para renacer…


2 comentarios:

  1. que orgullo ser venezolano

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  2. no hay mejor representación de nuestro legado a través de esta obra tradicional

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