Todos los calaboceños estamos de fiesta por celebrar los 150 años
del natalicio del poeta de la metáfora del paisaje llanero, médico de ideología
ambientalista y patriótico: Dr. Francisco Lazo Martí. Este insigne hombre
llanero, nació el 14 de marzo de 1869,
en Calabozo, nuestra ciudad, centro de la llanura guariqueña y del territorio
venezolano. Sus padres fueron Francisco Lazo y Margarita Martí. En esta misma población estudió primaria,
bachillerato y cursó sus estudios de medicina en el Colegio de Primera
Categoría y en Caracas recibió su título de Médico, a los 21 años de edad, el
21 de agosto de 1890.
En Lazo Martí, tal como lo
expresó Tinoco (2001), se conjugan elementos que facilitan las convicciones del
sentido de la realidad: la religión, el arte y la filosofía. La religión como
certeza recibida, dada por Dios gratuitamente o a cambio de comportamientos que
condicionan el libre albedrío. Lazo Martí recibió y adoptó creencias que
maduraron con el tiempo y en cada cuerpo abierto con sus manos diestras de
bisturí, encontraba a Dios, en el hombre-paciente. El arte que se refiere a una
cosmovisión del hombre desde la cual interpreta la totalidad de la vida. Bajo
esta concepción, Lazo Martí interpretó nuestro llano, sus faenas y costumbres.
Y la filosofía, porque fue un filósofo que constantemente probaba su verdad,
reforzaba sus ideales a partir de experiencias, evidencias y certezas. Él
poseía la filosofía natural y piadosa de los que han sufrido en la vida.
Francisco Lazo Martí, enamorado de la llanura y sus encantos, ejerció
su profesión, con gran misticismo,
entre los pueblos de los llanos centrales, San Fernando de Apure, Puerto
Nutrias, Zaraza, El Sombrero y su ciudad natal, Calabozo. Se entrega con fanática devoción, al cuidado y tratamiento de
poblaciones agredidas por las endemias y epidemias de paludismo, tuberculosis,
disenterías, parasitosis y hasta cólera, como le correspondió en Zaraza. Con la
misma abnegación que la inmensa mayoría de médicos venezolanos han dedicado a
la atención de los más humildes, llegando a apartados rincones de la geografía
nacional; así; Lazo Martí entregó sus
mejores años de actividad profesional al servicio de sus coterráneos.
Lamentablemente su vida fue muy breve, apenas 40 años; no obstante, pródiga en
honestidad, sabiduría y altruismo. Un verdadero ejemplo para las nuevas
generaciones. Su recuerdo se mantiene en nuestra mente y corazones como llama encendida que ilumina la amplia
llanura o como esplendido cocuyo que irrumpe la oscuridad y presta su luz para
alumbrar el camino.
Su
carácter filantrópico y amor patrio, lo atrae hacia el terreno de la política. Por
lo que, en 1892 es redactor, en San Fernando de Apure, del periódico El
Legalista, en cuyas columnas hace campaña contra el continuismo del Presidente
Raimundo Andueza Palacio, a quien derroca el General Joaquín Crespo, cabeza de
la llamada Revolución Legalista. El
triunfo de los legalistas no representó para Lazo Martí oportunidad para
escalar posiciones o solicitar recompensas. Prefiere internarse en dos pueblos
barineses, Puerto Nutrias y Soledad, en los que permanece cuatro años
(1893-1897), en ejercicio de su profesión.
En 1897 regresa a Calabozo
y se casa con Francisca Rodríguez, su novia de la infancia. Pero, en 1900,
Panchita presenta síntomas de tuberculosis. Lazo la lleva a un hato llamado "El
Tapiz", vecino de Calabozo. En esta ciudad el poeta dicta clases de
literatura en el Colegio de Primera Categoría, y es, además, Sub-Director del
plantel. Concluidas las labores docentes va a reunirse con su esposa. Juntos
emprenden pequeñas caminatas a favor de la brisa vespertina y contemplan el
atardecer. La enfermedad de su esposa no cede y Panchita fallece en el año 1903.
Por
la misma época en que empeora la salud de su esposa, Lazo se ve comprometido en
una nueva empresa subversiva, la Revolución Libertadora que encabeza el Gral.
Manuel Antonio Matos contra el General Cipriano Castro. A través de expresiones
simbólicas, Lazo Martí introducirá en la Silva Criolla su repudio al régimen
que entonces se iniciaba.
Previamente había escrito otro órgano periodístico: “El voto directo” en
solidaridad con Ignacio Andrade y en colaboración con Pablo Landaeta. Fracasado
el intento de Matos, Lazo Martí se oculta por algún tiempo en Calabozo. Cuando
Castro desarrolla su política de pacificación y reconciliación nacional, Lazo
Martí abandona el activismo opositor y ratifica sus ideas de paz, de combate a
las enfermedades y al analfabetismo, proclamando su principio de que la cultura
y la educación del pueblo son los únicos caminos para el mejoramiento de su
condición social.
A fines de 1904 vuelve a
Puerto Nutrias, donde lleva una vida discreta . En 1905, el amor toca nuevamente
sus puertas y se casa con Veturia Velazco. Por estos tiempos ha venido
cumpliéndose en Lazo Martí un interesante proceso anímico. Sus sentimientos
religiosos y sus conocimientos científicos se disputan la explicación de los
misterios de la vida y de la muerte. Por sus escritos, se sabe que el poeta
padecía de insomnio. Por eso la noche aparece en todos sus poemas como algo
cruel, siniestro, pavoroso:
Noche de insomnio cruel, / al fin
terminas! / Del mar ignoto en el azul remanso / asoman
ya las velas purpurinas. / Empiezan para mí las del descanso / horas
deseadas con afán y pena./ El torpe corazón dócil y manso / acaricia
impotente su cadena.
Era, pues, hacia el amanecer, cuando el poeta
lograba el sueño. Ante su desvelo, la incógnita de una naturaleza que muere y
resucita eternamente. La vida que renace está efectivamente en el retoño, en el
corazón que palpita, en el ave que canta. Pero, ¿quién la da y quién la quita,
y por qué y para qué? No hay respuestas claras. Vivir es ignorar y es
angustiarse ante el misterio. Por eso para él, es preferible la inocencia del
niño que todo lo desconoce:
No sabe el corazón por qué palpita, / ni
el ave por qué canta, ni la estrella / por
qué alumbra la bóveda infinita. / Oculta fuente luminosa y bella, / la vida, sin dolor ni pena alguna, / palpita o canta, o como sol destella. / Vivir
es ignorar! Si de la cuna / suspiras por la angélica fragancia: / si
vuelves a ser niño, de fortuna / pide que nunca muera tu ignorancia!
Estamos ante un poeta a quien mortifican serios
interrogantes; un poeta que dice de sí mismo que está "luchando en vano
entre misterio y duda", mientras "el alma enferma y el corazón
vacila". Un poeta que se ve envuelto por una doble oscuridad: las sombras
nocturnas y sus incertidumbres. En tales condiciones anímicas, todo cuanto
emite alguna luz constituye un sedante para el espíritu atormentado. Por
ejemplo, el cocuyo que se convierte en el símbolo de una esperanza cuando el
poeta desea que alguna luz como la suya, no importa cuán pequeña, alumbre el
camino del alma hacia los reinos del más allá:
Tu fanal es virtud! El fanal tuyo /
te libra de mancharte en el pantano, / oh
rondador, espléndido cocuyo! / Del tenebroso imperio soberano, /
a tu luz se incorpora para verte
/ la nube que dormita sobre el llano. / Vivir
para alumbrar, esa es tu suerte! / Guiar por la tiniebla, es tu destino! / Acudir
sigiloso a nuestra muerte / y prestarnos
tu luz para el camino!
Esta
utilización de elementos de la naturaleza llanera para simbolizar su
atormentada crisis interior, se encuentra en pasajes fundamentales de la Silva Criolla.
Por tal motivo, este poema expresa inquietudes universales y eternas que van
más allá del simple registro objetivo del paisaje. Esto fue demostrado
ampliamente por la intuición y la sabiduría crítica de Edoardo Crema.
Has llegado, mortal! Mira callado /
lo que llaman los hombres maravilla! /
Adora este coloso encadenado
/ que viene a suspirar sobre la
orilla!
Lazo Martí, como el mar, había llegado también a la
orilla, encadenados sus músculos por la parálisis. El 9 de agosto de 1909, falleció a consecuencia de una apoplejía
cerebral.
En lo que respecta a su obra literaria, no es muy extensa. Lazo la fue dejando en
efímeros periódicos de provincia, o en originales manuscritos que confiaba al
cuidado de amigos íntimos. Su entrañable amor por la patria y el apacible
paisaje de los llanos, signaron su producción artística. La Silva Criolla es su poema de mayor extensión y el
más cuidadosamente elaborado (1ª versión en 1901, contenía 290 versos / Versión
más difundida de la Silva Criolla a un
bardo amigo, conocida también como Manuscrito
de Nutrias, 1907, contiene 368 versos). En esta composición poética, Lazo
conjuga algunos rasgos de su vida sentimental, de sus dudas espirituales y de
las ideas políticas. Están, igualmente, plasmadas las evidencias de su
conocimiento del paisaje y de las costumbres llaneras; así como las vivencias y
el recuerdo de la primera esposa. Y sirviéndose de imágenes de la tierra,
aparecen algunas de sus inquietudes espirituales relacionadas con el misterio
de la vida y de la muerte.
La Silva criolla fue dedicada por Lazo Martí “a un
bardo amigo”. A este poeta que se fue para la ciudad, Lazo lo exhorta para que
regrese a los llanos, mostrándole de forma magistralmente hermosa, las razones
de su pedido: la nostalgia que sufre quien se ausenta de su tierra natal, el
peligro de verse humillado ante los poderosos, la ciudad corruptora, el decoro
personal vendido al mejor postor. En esta solicitud, el poeta muestra una
concepción ética de la vida, la exaltación del campo, el repudio a la ciudad como espacio
maligno y la contemplación del paisaje, el agro y la flora. Temas inspiradores
que marcaron durante años la narrativa y la poesía venezolana, donde se
contrasta la ciudad corrupta y la generosidad del campo. La Silva Criolla
impulsó, sin duda, ese sentimiento convertido en movimiento literario, que contribuyó,
entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, a hacer del llano un espacio
simbólico en Venezuela.
La
Silva criolla constituye una
obra del criollismo en poesía. Está formada por once cantos autónomos ordenados
todos ellos de forma “armoniosa y unificada estructura formal y temática” como
indican Oscar Sambrano Urdaneta y Domingo Miliani, discípulos de Crema. El poema
tiene, como lo dicen los mismos críticos, cinco temas. Estos son: a) ideario
político-social y ético, que llenan las estancias I y VII; b) el paisaje
llanero; c) el hombre del llano y sus faenas; d) la melancolía; e) la duda
metafísica, que vemos en las estrofas VIII,IX y X. La estancia octava es
considerada por estos estudiosos como la mejor de toda la Silva criolla. En ella es evidente
una cuidadosa elaboración estética.
En el poema, escrito en
versos heptasílabos y endecasílabos, el poeta pide el retorno al lugar nativo.
Y lo hace con hondo sentimiento por la tierra. Pide volver al terruño y
dedicarse al trabajo, ya que para él: “Florecer es amar”. Pide retornar, ”ven de nuevo a tus pampas”, es decir al
llano, porque para él es necesario huir del mal que habita en la ciudad y
retornar al bien que está en el campo, en la sabana y sus lejanías; donde
conviven, en forma cadenciosa, la garza de rosado plumaje, la mariposa de vuelo
impredecible, delicado pero firme, el mugido de la vaca madrinera, el bramar del
toro padrote, la copla del llanero, arreador y jadeador, el vuelo del gavilán
primito, del gavilán colorao, el nervioso comportamiento del cardenalito, el
salto elegante y preciso del venado, el concierto de las chicharras, el oscuro
rumor de las colmenas, el vuelo del turpial, del carpintero, de las garzas
llaneras cenicientas o blancas y el encantador
canto de la paraulata…
Con ricas y variadas
imágenes multisensoriales, Lazo Martí hizo cuanto un poeta podía hacer con
aquella materia prima. Nació en las llanuras venezolanas y las recorrió a pie y
a caballo en incontables ocasiones. En los meses de plena floración. Bajo los
soles del verano que todo lo propician para el trágico incendio. En los tiempos
lluviosos, cuando los ríos se desbordan y la muerte emana del agua. Las
contempló a la luz del amanecer, al mediodía, en el ocaso, en la inmensa noche
sabanera. Estuvo entre sus matorrales, entre sus arbustos, bajo sus árboles. Emplea
un procedimiento estético en el que las imágenes dejan de ser representaciones
del mundo objetivo, para connotar la visión que el poeta tiene de ese mundo, puesto
que ya no intenta expresarlo tal como es, sino tal como lo ve y lo siente.
La Silva criolla es un canto
simbólico a la Naturaleza. Como lo ha señalado José Ramón Medina, el valor principal de
la obra lazomartiana, su “mérito singular….es el de haber descubierto y dado
vigencia a una forma de poesía, mejor a una corriente de poesía, que ponía de
relieve, en primer plano, los valores autóctonos de una cierta realidad nacional:
los de la naturaleza llanera. Es él…quien da nacimiento al nativismo, ese
vigoroso tronco de nuestra lírica”. En su obra se encuentra un pensamiento que
busca preservar, cuidar, proteger y exaltar a la naturaleza llanera.
Nos
dejó, además de su Silva Criolla, poemas tan bellos como Crepusculares, primicia de su musa de adolescente. Sabanerito que era el recuerdo que el
poeta dejaría a Calabozo, Patria la
Mestiza, donde enuncia la sagrada herencia que nos legaron nuestros padres
libertadores. Hojas de Hiedra, donde
se refiere a la hiedra como símbolo de la fidelidad y la dedica a su amigo, Carlos
Segundo Madera, El Coleador, El Cantador,
El Sembrador, El Ordeñador, El Tumbador,
donde marca su destacado esplendor nativista. En Veguera, Flor de Pascua, El
Invierno, Melancolía, La Canción de las Olas y Consuelo, el poeta demuestra
la pujanza y el alto ascenso en su valoración del paisaje y el amor por lo autóctono.
Francisco
Lazo Martí fue hombre de espíritu sensible y abierto a los mensajes del llano, de su tierra; un médico humanitario y,
además, un caballero de noble y brillante lucha política. Un gran poeta, quien
en sus andanzas en contacto directo e íntima sensación con su tierra y su
pueblo, recoge y atesora todo el paisaje campestre, la influencia telúrica y el
alma cósmica del llano, para dar a la patria un ejemplo de ilustre ciudadano,
que convirtió lo local en un valor universal. Un poeta que define al llano como
una ola que ha caído y al cielo como una ola que no cae, en medio de las cuales
existe una naturaleza que eternamente nace, lucha por subsistir y muere para
renacer…
que orgullo ser venezolano
ResponderEliminarno hay mejor representación de nuestro legado a través de esta obra tradicional
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